En los últimos días, las redes sociales se han inundado con imágenes transformadas al estilo de Studio Ghibli, gracias a una nueva función de inteligencia artificial (IA) que permite a los usuarios convertir fotografías y memes en ilustraciones reminiscentes de las películas del famoso estudio japonés. Esta tendencia ha capturado la atención de muchos, generando tanto entusiasmo como debate en la comunidad en línea.
La herramienta detrás de esta ola creativa es una actualización de ChatGPT, conocida como GPT-4o, que incorpora capacidades avanzadas de generación de imágenes. Al cargar una fotografía y proporcionar instrucciones específicas, los usuarios pueden obtener una versión estilizada de su imagen con la estética característica de Studio Ghibli. Figuras públicas, políticos y usuarios en general han compartido sus “Ghiblificaciones” en plataformas como Twitter e Instagram, mostrando desde retratos personales hasta reinterpretaciones de memes populares.
Sin embargo, esta tendencia no ha estado exenta de controversia. Hayao Miyazaki, cofundador y director de Studio Ghibli, ha expresado en el pasado su descontento con el uso de la IA en la creación artística. En 2016, Miyazaki calificó de “insulto a la vida misma” la incorporación de esta tecnología en la animación, argumentando que deshumaniza el proceso creativo. Estas declaraciones han resurgido en el contexto actual, alimentando el debate sobre la ética y el impacto de la IA en el arte y la propiedad intelectual.
Además, la popularidad de esta función ha generado desafíos técnicos para OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT. La alta demanda ha llevado a la implementación de límites temporales y restricciones en la generación de imágenes, especialmente aquellas que imitan estilos de artistas vivos o estudios específicos, para abordar preocupaciones legales y éticas relacionadas con los derechos de autor y la propiedad intelectual.
A pesar de las polémicas, la tendencia refleja el creciente interés y accesibilidad de las herramientas de IA en el ámbito creativo, permitiendo a los usuarios experimentar con estilos artísticos que anteriormente requerían habilidades especializadas. No obstante, es esencial considerar las implicaciones éticas y legales al utilizar estas tecnologías, respetando siempre el trabajo y la visión de los artistas originales.